Dios conoce todo lo que ha sucedido y lo que va a suceder, incluso antes de que suceda, y por lo tanto todo ocurre acorde a Su predestinación y decreto divino, acorde a Su completo conocimiento de todas las cosas. Dios dijo: “Hemos creado todas las cosas con su designio” (Corán 54:49). Todo lo sucedido en el pasado, lo que ocurre en el presente y lo que ocurrirá en el futuro, Dios lo conoce antes de que suceda. Dios lo hace suceder entonces, de acuerdo a Su voluntad y a Su decreto. El Mensajero de Dios dijo: “Una persona no es un creyente hasta que cree en el Decreto Divino, sea agradable o desagradable; hasta que sabe que todo lo que le sucedió no podría haberlo evitado, y que todo lo que no le sucedió, nunca podría haber ocurrido” (at-Tirmidhi). Esta creencia no contradice el hecho de que uno debe esforzarse en lograr cosas. Para clarificar esto, podemos decir que si una persona quiere tener un hijo, debe ciertamente hacer algo para lograr su meta, tal como casarse y mantener relaciones sexuales. Luego puede que suceda o no lo que quería. La razón para esto es que una persona podría darse cuenta de que lo que hace para lograr lo que busca no es en realidad la verdadera causa detrás de ello; más bien es la voluntad de Dios. Estos “medios” para lograr nuestra meta son también considerados parte del Decreto Divino de Dios. Le preguntaron al Profeta: “Oh, Mensajero de Dios, ¿Evitarán el Decreto Divino las súplicas y oraciones que recitamos y las medicinas que tomamos?” Él respondió: “Ellos son parte del Decreto Divino” (al-Hákim). El hambre, la sed y el sentir frío son parte del Decreto Divino. Uno busca satisfacer el hambre a través de comer, la sed a través de beber, y combatir el frío abrigándose. Las personas buscan resguardarse de lo que fue decretado para ellos, a través de otras cosas que también fueron decretadas, como la comida, la bebida y el abrigo. Las personas entonces, buscan evitar un aspecto del Decreto Divino con otro.