A través de la creencia en el Decreto Divino, uno se beneficia en las siguientes maneras: Creer en el Decreto Divino trae como resultado una pacificación en el corazón. No hay espacio para sentirse extremadamente triste por el resultado final de las cosas o porque no hayan sucedido como se lo esperaba. La intranquilidad y la inquietud del corazón conducen a muchos desórdenes psicológicos, tales como la depresión y el estrés, todas las cuales tienen efectos negativos en el cuerpo. La fe en el Decreto Divino previene y cura estas enfermedades. Dios dijo: “No sucede ninguna desgracia en la Tierra ni los azota adversidad alguna sin que esté registrada en un Libro [la Tabla Protegida] antes de que suceda. Eso es fácil para Dios. No desesperen por lo que no han conseguido y no se regocijen por lo que se les ha concedido. Ciertamente Dios no ama a los arrogantes, jactanciosos” (Corán 57:22-23) % Anima al conocimiento y la exploración de lo que Dios creó en el universo. Las aflicciones, tales como las enfermedades, conducen al ser humano a buscar una cura, y esto se logra investigando las fuentes de la medicina que Dios, el Altísimo, creó en este universo. % Alivia los efectos de las calamidades y elimina los sentimientos de pena y las lamentaciones. Si alguien pierde un capital en un negocio, esto se considera una dificultad. Si una persona se acongoja luego de eso, entonces deberá soportar dos dificultades: la de la calamidad, y la de su sentimiento de pena y remordimiento. Si uno cree en el Decreto Divino, estará tranquilo y satisfecho con el resultado del asunto, sin importar cuál sea. El Profeta r dijo: “El creyente fuerte es mejor y más amado para Dios que el débil, y en cada uno de ellos hay un bien. Insistan en hacer lo que les beneficia y busquen la ayuda de Dios, y no sean negligentes al hacerlo. Y si alguna desgracia les sucede, no digan “si sólo hubiera hecho tal cosa”. Más bien digan “Este es el Decreto Divino, y Dios hace lo que le place”, porque ciertamente, la palabra “si…” le abre la puerta al trabajo de Satanás” (Muslim). Incrementa nuestra dependencia de Dios y evita que temamos a Su creación. Ibn ‘Abbás y dijo: “Yo estaba detrás del Mensajero de Dios un día y él me dijo: “Oh, muchacho, te voy a enseñar unas palabras: protege las órdenes de Dios, y Dios te protegerá a ti. Preserva las órdenes de Dios, y lo encontrarás frente a ti. Y si pides, pídele a Dios; y si buscas ayuda, entonces búscala de Dios. Sabe que si el mundo entero se reuniera para ayudarte, jamás podrían ayudarte excepto en algo que Dios ya haya destinado para ti. Y si el mundo entero se reuniera para perjudicarte, no podrían hacerlo excepto en aquello que Dios ya haya destinado para ti. Las plumas ya se han levantado, y la tinta se ha secado” (at-Tirmidhi). Creer en el Decreto Divino no es, como algunas personas piensan, poner nuestra confianza en Dios sin esmerarnos en alcanzar metas ni buscar los medios para lograrlo, porque el Mensajero de Dios r le respondió a una persona que dijo: “¿Debo atar mi camello y confiar en Dios, o dejo mi camello suelto y confío en Dios?”, y él respondió: “Ata a tu camello, y luego confía en Dios” (at-Tirmidhi).