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Consejos Para Ramadán
Consejos Para Ramadán
Bismillahi Rahmani Rahim
Pide a Alá que te haga alcanzar el mes de Ramadán con salud y bienestar, para que así, puedas aprovechar al máximo este mes de temor de Alá, piedad, perdón, arrepentimiento… pues tal y como vino en un jadiz, el profeta Muhámmad – la paz y las bendiciones de Alá sean con él –, decía:
“¡Oh Alá! Bendícenos en el mes de Raÿab y Sha´baan y haz que lleguemos a Ramadán”.
(Hadiz transmitido por el imán `Ahmad).
Además, las primeras generaciones de los musulmanes, siempre pedían a Alá que les hiciera llegar al mes de Ramadán y, una vez lo habían cumplido, le pedían que se lo aceptara. Además, existe una plegaria del profeta Muhámmad – la paz y las bendiciones de Alá sean con él – que solía decir cuando el mes de Ramadán llegaba: “¡Alá es el más grande! ¡Alá! Tráenos Ramadán, con fe, seguridad, paz e Islam. Ayúdanos a realizar aquello que amas y te complace”. (Hadiz narrado por at-Tirmidiy).
Debes alabar y agradecer a Alá el haberte alargado la vida y el haber alcanzado este mes de misericordia, pues de las mayores gracias con las que el siervo puede ser dispensado, está en que Alá te ayude y te de fuerzas para que puedas adorarle. Por ello, simplemente por el hecho de llegar al mes de Ramadán, el musulmán debe dar gracias Alá por haberle dado otra oportunidad para arrepentirse y corregir lo malo que haya en su vida. Así, tal y como han dicho nuestros sabios – es bueno realizar dos unidades de azalá (raka´atain) en agradecimiento por ello.-
Debes sentir alegría y alborozo por la venida de un mes único en el año, donde Alá te da la oportunidad de borrar tus malas acciones y mejorar tu estado espiritual. Así lo hacía el Profeta – la paz y las bendiciones de Alá sean con él –, cuando daba las buenas nuevas a sus Compañeros diciéndoles: “¡Ha venido el purificador, el mes bendito de Ramadán”. ¿¡Y cómo no va a alegrarse el musulmán con la venida de un mes para multiplicar sus buenas acciones y donde la misericordia de Alá se esparce por doquier!?”.- Es muy importante y útil, que planifiques qué es lo que vas a hacer durante este mes de Ramadán.
Por desgracia, muchas veces encuentras a musulmanes – incluso muchos de ellos practicantes –, que planifican al detalle su vida mundanal, pero sin embargo, su vida ultra-terrena y su relación con Alá la tienen descuidada y, ante la llegada de este mes bendito, no se paran a meditar ni a plasmar que hacer como obras piadosas y de acercamiento a Alá.- Debes comprometerte sinceramente, en aprovechar este mes y no dejar pasar horas en balde, pues Ramadán, sólo viene una vez al año y, puede, que para el próximo, ya no estés presente en este mundo. -
Es también muy importante que conozcas y aprendas los preceptos y reglas de la jurisprudencia relacionados con el ayuno, pues puede que el musulmán cometa alguna falta o algún error y no sepa como repararla o arreglarla. Pues el musulmán, debe obedecer y servir a Alá tal y como Él lo ha establecido, pues en ello reside parte de su complacencia.
El musulmán, debe comprometerse con Alá y consigo mismo, a dejar a un lado y de forma definitiva, todos los malos hábitos y las malas acciones que suele realizar durante el resto del año. Por eso, como en este mes, los demonios son encadenados, el musulmán sabe cuáles son sus fallos y sus puntos débiles y, así, no debe echar las culpas de su mala conducta a nadie.- Ramadán, es una hoja nueva y limpia en el libro donde se registran nuestras acciones, por ello, debemos comenzar Ramadán, siendo conscientes que es una oportunidad de oro que no debemos dejar escapar y que debemos aprovecharla al máximo posible, para no arrepentirnos cuando se nos haya ido de las manos.
El valor que encierra el mes sagrado de Ramadán, es incalculable. Primero, porque es uno de los pilares en los que se sostiene el Islam de toda persona.
Y, segundo, porque trae tales beneficios el realizarlo, que el musulmán, siente pena cuando el mes de Ramadán le deja. Además, tal y como dijo el profeta Muhámmad – la paz y las bendiciones de Alá sean con él –: “Si la gente supiera los beneficios que encierra Ramadán, desearían, que fuese todo el año”.
El ser humano, es una máquina perfecta. Perfecta, en cuanto ha sido creada por Alá; pero imperfecta, desde el punto, en que Alá no le ha dado todo lo que necesita de manera innata para realizarse. Todo cuanto existe en este mundo, vive y se mueve bajo un orden establecido. Un orden supremo y magnífico que consigue que todo coexista en armonía. Si estudias como actúan las abejas en un panal, encontrarás, como todo se rige por un orden y que, tal orden, lleva a las abejas a realizar la miel.
El ser humano al contrario, ha sido creado con la mejor de las disposiciones. Su esencia natural (fitrah), le guía a creer y a pensar, que todo cuanto le rodea no ha venido de la nada o se ha hecho por sí solo, sino que existe un poder supremo por encima de todo lo existente, quien dirige y organiza lo que presencia. Por ello, el ser humano no conseguirá realizarse como ser, sino sigue el camino establecido por Alá, pues es Él únicamente quien puede enseñarle cómo actuar y trabajar para dar a cada uno de sus componentes que conforman su existencia – cuerpo y espíritu –, el derecho y la obligación que cada uno de ellos merece, para que el ser humano pueda aspirar, con trabajo y esfuerzo, a realizarse humanamente.
Virtudes del ayuno del mes de Ramadán
Tal y como dijo el Profeta – la paz y las bendiciones de Alá sean con él –: “Quien ayune el mes de Ramadán con fe y buena intención, le serán perdonadas las faltas del año anterior”.- En otro Hadiz dijo: “Cuando la gente entre en el paraíso, los que hayan ayunado el mes de Ramadán serán llamados y entrarán por una puerta llamada (ar-ray-yaan) y que sólo entrarán por ella los que hayan ayunado”.- Y dijo en otro hadiz: “Si supiera la gente los beneficios que encierra Ramadán, desearían ayunar todo el año”.
Los niveles del ayunante Los niveles espirituales del ser humano durante el mes de Ramadán, varía depende su predisposición y su actitud frente a este mes y su aprovechamiento del tiempo en este sitio.
1- El nivel normal. Es el ayuno donde Alá exige lo mínimo para que Éste lo acepte. Es decir, el abstenerse desde la salida del sol hasta su puesta, de comer, beber y mantener relaciones sexuales.
2- El nivel medio. Es practicar el nivel normal y abstenerse de no realizar malas obras, no decir malas palabras, desviar la mirada de lo ilícito,… y, además, aumentar las buenas acciones en todo momento y en todo lugar. Pues tal y como dice el profeta Muhámmad – la paz y las bendiciones de Alá sean con él –: “¡Cuánto ayunante no consigue de su ayuno, más que el hambre y la sed!”. Es decir, el Profeta de Alá, nos hace mención de una forma indirecta, que el ayuno no reside únicamente en pasar hambre y sed, sino que encierra muchos otros beneficios.
3- El nivel alto. En este nivel, no sólo se abstiene el musulmán tanto de comer, beber, mantener relaciones sexuales, hablar mal, realizar malas obras,… entre la salida de sol y su puesta, sino que su corazón y su espíritu, permanecen en ayuno continuo.
Cuáles son los fines del ayuno
El ayuno – a diferencia de otros actos cultuales o de servidumbre (´ibaadaat), se caracteriza, en que la esencia profunda de este acto, no la conoce ni la atisba nadie excepto Alá. Pues el ayuno, que exteriormente se limita a la abstención de ingerir cualquier alimento sólido o líquido y en no mantener relaciones sexuales, del alba hasta la puesta del sol, el trabajo y la intención interna del creyente es diferente, en base a los niveles espirituales del ayuno anteriormente citados, pues hay quien se limita únicamente a lo físico; quien intenta purificar su espíritu; y, por último, cuyo corazón está totalmente disuelto en la presencia y en el amor divino.
Por ello tal y como dijo Alá en un hadiz qudsi: “Todo trabajo que realiza el ser humano es para él, excepto el ayuno, que es para mí y yo se lo recompenso como deseo".
La vida material en la que nos vemos sumergidos, no deja espacio – en la mayoría de las ocasiones – a que nuestro espíritu se eleve y se desarrolle (gracias a Alá que nos ha obligado a realizar cinco salat (oraciones) diarias, para no olvidarnos de Él). Por eso, la esencia del ayuno del mes de Ramadán, reside en que dedicamos más tiempo a nuestro espíritu y a nuestra alma para que viva y se desarrolle mejor. Entonces, cuando – como seres de carne que somos –, dejamos espacio para nuestra parte espiritual – como la otra parte de nuestra esencia humana –, comenzamos a conocerla, examinarla, estudiarla, vivirla, criticarla, educarla,… todo lo que normalmente – o en una vida de trasiegos materiales – no podríamos realizar de forma correcta.
Uno de los fines – de los tantos por los que Alá nos ha obligado a realizar el ayuno del mes de Ramadán –, es para que nos pongamos en la piel del otro, pues nada como la experiencia propia, como para comprender muchas cosas que, aun viviendo junto a ellas y pasando ante nuestras narices, no llegamos a comprender. Por eso, Alá, con el ayuno, hace que nos pongamos en la piel, no sólo del hambriento, sino también del necesitado, pues aquel que pasa hambre, también es un necesitado.
Consejos para este mes de Ramadán
Lo mejor que puede hacer el musulmán en este me de Ramadán, es sentarse consigo mismo y meditar en su persona, su espíritu, su alma… y ver si verdaderamente sigue los preceptos y la guía que Alá le ha marcado.
Es muy importante, sobre todo en este mes de bendición, revisar y meditar en nuestra relación con Alá: si es buena o es mala, le faltan cosas por mejorar (como siempre), etc. Así, al acabar nuestro examen – que debe ser sincero, para que dé resultado –, podremos actuar conforme a lo que Alá nos ha dictaminado y no conforme a nuestros deseos y pasiones.
Es muy bueno incrementar el número de obras piadosas, ya sean azalás, leer el Corán, dar limosnas, etc. pues, en este mes, la recompensa de nuestros actos se multiplican.- Hay un método que es importante conocer por el musulmán y que han citado muchos de nuestros ulemas. Para incrementar nuestro nivel espiritual y nuestra relación con Alá, elijamos un acto piadoso que nos guste, como leer el Corán por ejemplo.
Pongámonos el objetivo de leer el Corán por lo menos una vez al mes o medio Corán al mes. Intentemos con todas nuestras fuerzas, llevar este objetivo a cabo, pues este mes es el ideal para llevar a cabo proyectos e ideas.
Pero lo más importante es, que cuando acabe el mes de Ramadán, no dejemos este proyecto o esta idea que hayamos comenzado a acometer y la sigamos haciendo el resto del año. Pues lo valioso, es que aumentemos cada año nuestras obras piadosas con las que acercarnos a Alá por pocas que sean, pues lo importante, no es el número de obras, sino la constancia que se tiene en ellas. Pues, como nosotros mismos somos testigos en Ramadán, las mezquitas se llenan de gente que no has visto en un año completo, para que luego, Alá sepa si siguen realizando lo mínimo que Alá les pide como siervos de Él.