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¿Cómo podemos conseguir el perdón de Al-lâh, en Ramadán?
¿Cómo Podemos Conseguir el Perdón de Al-lâh, en Ramadán?
A fin de conseguir que Al-lâh (Glorificado Sea) Perdone nuestros pecados, hay un punto importante que debemos señalar. Abû Hurairah (que Allah esté complacido con él) narró que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) decía: “Realizar las cinco oraciones [prescritas] y la oración del viernes, de viernes en viernes, y ayunar de Ramadán en Ramadán, expía los pecados cometidos en cada intervalo, siempre que se eviten los pecados graves”[1].
Este Hadîz abre la puerta de la absolución de los pecados menores como una mirada a lo prohibido, una palabra indecente o un comportamiento contario a los nobles modales.
¿Y qué de los pecados graves?
Los pecados graves requieren arrepentimiento especial. Así, si usted quiere, luego de Ramadán, ser perdonado y desea que este mes sea el Ramadán más agradable e incluso si quiere que Al-lâh Sustituya sus faltas por buenas obras, como dice en la aleya [traducción del significado]: {Salvo quienes se arrepientan, crean, y obren correctamente. A éstos, Al-lâh les Perdonará sus pecados y en su lugar les Registrará buenas obras; y Al-lâh Es Absolvedor, Misericordioso.} [Corán 25:70], entonces, no hay más remedio que aspirar a que Al-lâh le Perdone los pecados graves. Pero, ¿cómo lograrlo?
Hay que destinar un arrepentimiento especial para estos pecados graves. Tiene que evocar los pecados graves en los que haya incurrido, dejar de cometerlos, sentir pesar por haberlos hecho y decidir nunca volver a cometerlos, con el permiso de Al-lâh. También, si le debe a alguien algún derecho por un pecado grave que haya cometido, entonces tiene que dárselo.
Sin embargo, el verdadero obstáculo que impide al hombre arrepentirse de los pecados graves es que, en principio, piensa que no se ha incurrido en ningún pecado grave. Esto se debe a que cree que los pecados graves son solamente: atribuir copartícipes a Al-lâh, matar, robar, fornicar, beber vino, tratar con la magia, huir de la lucha por la causa de Al-lâh; sin saber que entre sus actos, que quizá repita muchas veces a diario, hay peor que los pecados graves, como maltratar a los padres, que lo definen los eruditos del siguiente modo: “ El hijo daña a uno de sus padres haciendo algo que si hace con otra persona fuera de ellos, se considerará un acto prohibido incluido en los pecados menores; de ahí que, cometido contra los padres, se convierte en pecado grave”[2].
Muchas personas maltratan a sus padres y madres sin darse cuenta de que es maltrato. Pues, desobedecer sus órdenes y sus prohibiciones es maltrato; viajar y abandonarlos sin su permiso es maltrato; casarse contra su voluntad es maltrato; preferir a la esposa e hijos a ellos es maltrato; obedecerlos a regañadientes es maltrato; no venerarlos ni respetarlos es maltrato; ignorarlos es maltrato; discutir con ellos en voz alta o dejarles entender que están equivocados y que el hijo es más sabio que ellos es maltrato; incluso decirles: ¡uf! y otras expresiones de desagrado o mirar con acritud a uno de ellos o a ambos es maltrato.
Personalmente, conozco a unos hombres que realizan las oraciones regularmente en la mezquita, entre los que uno rompe las relaciones con su madre, otro la ataca verbalmente con palabras que no puede decir a sus amigos y vecinos, y un tercero es soberbio con sus padres y cree que es más sabio, prudente y rico que ellos, por eso no escucha sus consejos.
Sabiéndolo, ¿cuál, entonces, es la salida de este pecado grave?
Hay que tratar a los padres con todo el respeto y la veneración debidos y realizar lo que pidan, siempre y cuando no exijan infringir la legislación de Al-lâh. Incluso si lo piden, lo que uno debe hacer es negarse a cumplir su orden, pero hablarles bien. Esto es exactamente lo que nos Ordena Al-lâh en la siguiente aleya [traducción del significado]:{Si vuestros padres se esfuerzan por hacer que Me asociéis copartícipes no les obedezcáis, pues es sabido que carecen de fundamento válido, pero tratadles con respeto.} [Corán 31:15]
Otro pecado grave es mentir. ‘Abdul-lâh ibn Mas‘ûd (que Allah esté complacido con él) narró que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “Ciertamente la sinceridad conduce al bien y el bien conduce al Paraíso; y siempre que el hombre diga la verdad, se registrará ante Al-lâh como sincero. Y ciertamente la mentira conduce al libertinaje, y el libertinaje conduce al Infierno, y si el hombre miente e insiste en decir mentiras, se registrará ante Al-lâh como mentiroso”[3].
Además, el Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) tachó de hipócrita al mentiroso, pues dijo, como se transmitió de ‘Abdul-lâh ibn ‘Amr (que Allah esté complacido con él): “Hay cuatro cualidades que si existen en alguien, se considera un puro hipócrita, y si tiene una de ellas, entonces mantiene una de las cualidades de la hipocresía, hasta que la deje: cuando promete, no cumple ; cuando habla, miente; cuando concierta un pacto, traiciona; y cuando disputa con una persona, se vuelve injusto"[4].
Muchas personas están equivocadas al pensar que mentir es solo contar cosas incorrectas, mientras que, en realidad, tiene varios tipos. Pues, se considera mentira inventar los rumores y divulgarlos. Al-lâh (Glorificado Sea) Dice [traducción del significado]: {Si los hipócritas y aquellos que tienen en sus corazones la enfermedad [de la duda], y los que siembran intrigas en Medina no se abstienen, te Ordenaremos combatirles, y luego no permanecerán mucho junto a ti.} [Corán 33:60]
El Imam Ibn Kazîr interpreta la aleya diciendo: “Con ‘los que siembran intrigas en Medina’ se refiere a aquellos que dicen: ‘Han llegado los enemigos’, ‘Ha estallado la guerra’, falsa y mentirosamente”[5]. Tales falsas noticias son precisamente los rumores que difunden los hipócritas de la presente época y de cualquier era, que no quieren el bien para la Ummah (comunidad islámica).
Otro tipo de mentira es transmitir todo lo que uno oiga. Con respecto a esto, Abû Hurairah (que Allah esté complacido con él) narró que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “Es una mentira bastante grave que el hombre transmita todo lo que oiga”[6]. Y en otra narración: “Es un pecado bastante grave que el hombre…”[7]. Esto se debe a que lo que uno oye puede encerrar en sí una mentira dicha por otro, un rumor, una murmuración, un insulto o cualquier otro tipo de injuria.
Por eso, de este gran pecado debo arrepentirme para que Al-lâh, el Majestuoso y el Poderoso, me lo Perdone en el Ramadán más agradable. Y es por esta razón también que he de cuidarme de decir la verdad en todos los casos y apartarme de la mentira, incluso en lo que creo que es broma, pues, en este sentido, Abû Umâmah (que Allah esté complacido con él) narró que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “Yo garantizo una casa en los alrededores del Paraíso para quien abandona la discusión, aunque tenga razón, y una casa en el centro del Paraíso para quien abandona la mentira, aunque esté bromeando, y una casa en lo alto del Paraíso para quien tiene buena moral”[8].
***
Es digno de mencionar un Hadîz profético de gran trascendencia y gravedad. Abû Hurairah (que Allah esté complacido con él) narró que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “Que se manche de polvo la nariz de quien ante él me mencionan, y no pide a Al-lâh que me Exalte y me Proteja de todo daño, y que se manche de polvo la nariz de quien alcanza Ramadán y el mes termina sin que sea perdonado, y que se manche de polvo la nariz de aquel cuyos padres llegan a la vejez junto a él y no son causa de hacerle entrar en el Paraíso [mediante ser benevolente con ellos, servirlos, mantenerlos, etc.]”[9].
El Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) repitió la frase de Que se manche de polvo la nariz, que simboliza la humillación y la vergüenza, para aclararnos, entre otras cosas, que no conseguir la absolución en el mes de Ramadán es la mayor humillación del musulmán. Pues, el perdón es un objetivo sublime que ningún musulmán debe escatimar esfuerzos para lograrlo; y no conseguirlo no se trata solo de desperdiciar una buena oportunidad que se ha brindado, sino que es una gran pérdida y motivo de vergüenza y humillación.
La razón de esto es que la oportunidad de ser perdonado en Ramadán es mayor que en cualquier otro mes, ya que en este mes las puertas de la recompensa y de la benevolencia están abiertas de par en par. Entonces, si uno no llega a ser merecedor del perdón en Ramadán, ¡cuán difícil será en cualquier otro momento!
Entonces, hay dos condiciones con las que se consigue la absolución:
Primero: perfeccionar el ayuno, las oraciones nocturnas voluntarias, la recitación del Corán y dar limosna. Y con esto se nos perdonan los pecados menores: “…teniendo fe y esperando la recompensa de Al-lâh, se le perdonarán sus pecados anteriores”.
Segundo: el arrepentimiento específico por los pecados graves, en los que incurrimos en el curso de nuestras vidas. Este arrepentimiento especial tiene condiciones:
¡Su más agradable Ramadán!
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[2] As-San‘ânî, Subul Al Islâm, 2/630.
[3] [Al Bujârî (5743)] [Muslim (2607)]
[4] [Al Bujârî (34)] [Muslim (58)]
[5] Ibn Kazîr, Tafsîr Al Qur’ân Al ‘Adhîm, edición crítica de Sâmî ibn Muhammad Salâmah, Dâr Tîbah Lil Nashr ua At-Tauzî‘, 2.a ed., 1420 (D.H.)= 1999 (D.C.), 6/482-483.
[6] [Muslim (5)]
[7] [Abû Dauûd (4992)] [Ibn Hibbân (30)] [Shu‘aib Al Arnâ’ût] [Al Albânî de grado Sahîh, en At-Ta‘liqât Al Hisân ‘Ala Sahîh Ibn Hibbân 1/161].
[8] [Abû Dâuûd (4800)] [Al Albânî en As-Silsilah As-Sahihah (273)]
[9] [At-Tirmidhî: de grado Hasan (3545)] [Ahmad (7444)] [Shu‘aib Al Arnâ’ût]