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El Mensajero de Dios era bendecido y su bendición se reflejaba en todos quienes le rodearan, hablamos solamente de dos ejemplos
Señora Halima Al Sa'deya, la nodriza del Profeta:
Halima Al Sa'deya narró cosas asombrosas que había visto de la bendición del Profeta;
Ibn Isaac dijo que: “Halima contaba que un día salió del pueblo, con su esposo y un niño suyo al que amamantaba, para buscar familias que solicitaban nodrizas para sus hijos. Había nueve mujeres más de la tribu de Bani Sa'd ben Bakr, que salieron por el mismo motivo. Agrega: “Era un año gris que no nos había dejado nada”. Halima Agregó: “Salí montando un burro débil y llevando una oveja que no tenía ni una gota de leche. No podíamos dormir por el llanto de hambre de nuestro bebé; mis pechos no tenían lo suficiente para él y la oveja no tenía para alimentarlo, pero esperábamos por el socorro y la distención. Continué por el camino a La Meca y los animales llegaron más cansados y débiles. Fuimos a buscar a bebés para amamantar y ninguna de nosotras aceptó llevar al Mensajero si le decía que era huérfano, ya que esperábamos la recompensa que nos daría el padre del niño.
Estábamos diciendo: “Un huérfano” ¡¿Cuál es la ventaja que nos pueden ofrecer su madre y su abuelo?!, por eso lo odiábamos. Todas las mujeres que me acompañaron consiguieron llevar a un bebé, excepto yo.
Al estar por marcharnos, le dije a mi esposo: “! Dios!, odio ser la única de entre todas mis compañeras que vuelvo sin llevar conmigo a ningún bebé. Voy a coger a este huérfano y me lo llevo”. Su esposo respondió: “Sí, anda por él. Quizá Dios nos ponga en él mucha bendición.
Ella dijo: “Fui y me lo llevé y no estaba obligada a llevar a este bebé sino porque no había conseguido a otro. Cuando regresé con él al grupo, lo puse sobre mis piernas y le empecé a amamantar. Mis tetas estaban llenas de leche y tomó todo lo que quería, y su hermano bebía con él hasta saciarse y luego se quedó dormido ya que antes no nos dejaba dormir por su llanto– se refiere a su hijo, porque ya es hermano de leche para Muhammad-.
Mi esposo fue a ver la oveja y la encontró llena de leche, la ordeñó y bebimos él y yo hasta saciarnos y esa noche nos encontramos muy bien”.
Halima agrega:
“El día siguiente mi esposo me dijo: (¿Sabes Halima? Por Dios, que has traído a un ser bendecido). Le dije: Pido a Dios que sea así.”
Después nos marchamos de vuelta y lo llevé conmigo sobre el burro. Juro por Dios que mi burro caminó lo que ningún burro de los suyos era capaz de avanzar, incluso mis compañeras mi dijeron: “Oh hija de Abi Dhuayb!, espéranos ¿no es el mismo burro que montabas a la ida?
Les contestaba: “Sí, les juro que es el mismo”. Me decían: “¡Este burro parece ser importante!”
Halima continua: “Llegamos a nuestra tierra de Bani Sa'd, que es la tierra más árida que jamás he conocido. Pero esta vez mi ganado iba a pacer y volvía saciado y lleno de leche, pues ordeñamos a las ovejas y tomamos su leche, mientras el resto del pueblo no encontraba ni una gota de leche en sus ovejas. Los que estaban presentes y vieron eso, decían a sus pastores: (Vayan por donde vaya a pacer el pastor de la hija de Zuaib), ya que su ganado volvía con hambre y no daba nada de leche, mientras mi ganado volvía saciado y daba leche en abundancia.”
Todavía disfrutábamos de la bondad de Dios incluso después de cumplir los dos años que se quedó con nosotros y lo desteté. Crecía muy bien como ningún muchacho; aún teniendo dos años de edad y era un chico grande. Lo llevamos a su madre aunque en el fondo queríamos quedarnos con él debido a lo que veíamos de su bendición.
Hablamos con su madre y le dije: “Dejarías a mi tu hijo conmigo hasta que se ponga fuerte, temo por él de la epidemia de La Meca”. (Se refiere a Muhammad porque ya es su hijo de leche)
Halima dijo: “No lo dejamos hasta que su madre aceptó que volviera con nosotros”
Om Ma'bad Al Khoza'eya:
Mencionamos en breve, la bendición del Profeta sobre ella cuando pasó por su tienda, estaba emigrando a Medina: se cuenta que el Mensajero y quienes le acompañaron en dirección a Medina pasaron por la tienda de Om Ma'bad Al Khoza'ella, era una mujer honesta y firme, se sentaba en su tienda y daba de comer y beber a quien pasara por ella, entonces le preguntaron si tenía algo para comer.
La mujer respondió: Por Dios, si tuviera algo, no impediría mi hospitalidad, la oveja está soltera y era un año gris, el Profeta miró a la oveja en el rincón de la tienda y luego dijo: “¿Qué es esta oveja Om Ma'bad?”. Ella respondió: es una oveja que no pudo salir con el resto del ganado por estar mal. Respondió: “¿Tiene leche?”. Le dijo: “Está cansada para tenerla”. Dijo: “Me permites ordeñarla?”. Le respondió: “Sí por favor, y si encuentras leche, ordéñala”. Entonces el Profeta empezó, con el nombre de Dios, a masajear la ubre de la oveja, y a hacer súplicas. La oveja dio leche en abundancia, pues llenó una vasija hasta el tope y se la dio a Om Ma'bad y a sus compañeros que bebieron hasta saciarse. Luego él bebió y ordeñó a la oveja otra vez dejando la vasija llena de leche antes de marcharse.
Cuando volvió su esposo, Abu Ma'bad, con su ganado de ovejas débiles, vio la leche y le dijo sorprendido: “¿De dónde has conseguido esta leche mientras la oveja está soltera y no da leche?”