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El Profeta ﷺ y las Mujeres – Parte 1
Los enemigos del Islam nunca se cansan de repetir el argumento de que el Islam es injusto con las mujeres, que las oprime, las priva de sus derechos, y que no las considera más que sirvientas y un medio de disfrute para los hombres.
Pero esta es una falsedad que es refutada con las narraciones auténticas acerca del Profeta ﷺ con relación al honor que él acordó para las mujeres y su preocupación por su condición. Él solía consultar a las mujeres, relacionarse con ellas gentilmente, apoyarlas en todas las situaciones y darles sus derechos completos en una forma nunca soñada antes.
Antes del Islam, a los árabes no les gustaba tener hijas y las consideraban una fuente de vergüenza. Se sabe que algunos de ellos incluso enterraron a sus hijas vivas. El Corán describe lo siguiente:
“Cuando se le anuncia a uno de ellos [el nacimiento de] una niña, se refleja en su rostro la aflicción y la angustia, por lo que se le ha anunciado se esconde de la gente avergonzado y duda si la dejará vivir a pesar de su deshonra o la enterrará viva. ¡Qué pésimo lo que hacen!”
(16:58-59)
Y en los días pre-islámicos cuando el esposo de una mujer moría, sus hijos y parientes la heredaban a ella como si fuera una propiedad; si lo quería uno de ellos se casaría con ella y si así lo deseaban podían impedirle que se casara y mantenerla así hasta su muerte. El Islam puso fin a todos esto a través de sus justas regulaciones las cuales garantizan los derechos de la mujer en igualdad con los hombres.
El Profeta ﷺ declaró que las mujeres son iguales a los hombres en todos los aspectos civiles, diciendo:
“Las mujeres no son sino las hermanas de los hombres.”
(Ahmad, Abu Dawud y at-Tirmidhi)
Es decir que en el Islam no hay conflicto entre los dos sexos como sus opositores se imaginan, en lugar de ello, existe entre los dos sexos una relación de hermandad y cooperación mutua.
El noble Corán ha confirmado la igualdad de los hombres y las mujeres en las esferas de la fe, la acción y la compensación en el Más Allá, como Alá U declaró en el Corán:
“Alá les tiene reservado Su perdón y una gran recompensa a los musulmanes y las musulmanas, a los creyentes y las creyentes, a los piadosos y las piadosas, a los justos y las justas, a los pacientes y las pacientes, a los humildes y las humildes, a aquellos y aquellas que hacen caridades, a los ayunadores y las ayunadoras, a los pudorosos y las pudorosas, y a aquellos y aquellas que recuerdan frecuentemente a Alá.”
(33:35)
Y dijo:
“Quien hiciere una maldad, será castigado acorde a lo cometido; y quien hiciere buenas obras de entre los creyentes, fuere varón o mujer; ingresará al Paraíso y será inmensamente recompensado.”
(40:40)
El Mensajero de Alá
“Quien cuide a dos niñas hasta que lleguen a la pubertad estará conmigo de esta forma en el Día de la Resurrección” y juntó sus dos dedos.
(Muslim)
mencionó su amor por las mujeres diciendo:
“Amo de vuestro mundo las mujeres y los perfumes, pero mi mayor placer está en la oración.”
(Ahmad y an-Nasa’i – graduado como sahih por al-Albani)
Entonces si el Profeta ﷺ amaba a las mujeres, ¿cómo podría menospreciarlas u oprimirlas?
Así como el Profeta ﷺ abolió el odio por las hijas y la terrible práctica de enterrarlas vivas, también alentó a criarlas bien y a tratarlas amablemente. Dijo:
“Quien cuide a dos niñas hasta que lleguen a la pubertad estará conmigo de esta forma en el Día de la Resurrección” y juntó sus dos dedos.
(Muslim )
Esto muestra que uno obtiene una alta posición y la cercanía al Profeta ﷺ debido al cuidado y protección de sus hijas hasta que ellas llegan a la edad de la pubertad y de la responsabilidad. También dijo:
“Quien tenga tres hijas o tres hermanas o dos hijas o dos hermanas y viva con ellas en bondad, temiendo a Alá con relación a ellas, entrará al Paraíso”.
(At-Tirmidhi – graduado como sahih por al-Albani)
El Profeta mostró preocupación por educar a las mujeres. Incluso designó un día para que ellas se reunieran para enseñarles lo que Alá U le había revelado.
(Muslim)
El Profeta ﷺ no tuvo prisionera a ninguna mujer dentro de su casa, como algunos dicen, sino que le permitía salir para atender sus necesidades, visitar a sus familiares y a los enfermos. Él les permitía comprar y vender en el mercado así como les permitía asistir a la mezquita y prohibió a los hombres impedírselos, cuando dijo:
“No le impidan a sus mujeres ir a las mezquitas.”
(Ahmad y Abu Dawud)
También urgió la bondad hacia ella con estas palabras:
“Sean bondadosos con las mujeres.”
(Al-Bujari y Muslim)
Esto incluye buen trato, respeto por sus derechos, preocupación por sus sentimientos y evitar hacerle cualquier daño.