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Las enseñanzas del Profeta sobre los fallecidos
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Las Enseñanzas de Muhammad
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2022/04/26
2024/11/17
- Las enseñanzas del Profeta r en los funerales fue completa. Ello incluía el buen trato a los fallecidos, sus familiares y parientes. Tal cuidado da inicio tan pronto como se visita a la persona agonizante, recordándole del Más Allá, aconsejándole que escriba su testamento y que se arrepienta de sus faltas, y pidiéndole a aquellos a su lado que lo alienten a recitar su testimonio de fe: “La ilaaha ill-Allah” (No hay dios sino Allah), para que estas sean sus últimas palabras.
- De toda la humanidad, el Profeta r era el más complacido con Allah acerca de Su decreto, expresando la mayor alabanza por Él. Lloró por la muerte de su hijo, Ibrahim, por misericordia y por compasión hacia su hijo. Pero su corazón estaba lleno de aceptación y gratitud hacia Allah y su lengua estaba ocupada con alabanza. Dijo r: “Los ojos derraman lágrimas y el corazón está lleno de pesar, pero decimos solamente aquello que complace al Señor”.
- Él prohibió golpearse las mejillas y gritar a causa de una muerte.
- Fue estipulado en sus enseñanzas apurar la preparación del fallecido para encontrarse con su Creador, bañarlo y amortajarlo en prendas blancas.
- Fue estipulado en sus enseñanzas cubrir el rostro y el cuerpo del fallecido y cerrar sus ojos.
- En ocasiones él besaba al fallecido.
- Ordenó que el fallecido fuera bañado tres, cinco o más veces, usando alcanfor en el lavado final.
- No bañaba a un mártir muerto en una batalla. Solía remover el cuero y el metal de los mártires y los enterraba con sus ropas sin ofrecer una oración fúnebre por ellos.
- Ordenaba que un fallecido en ihrám[1] fuera bañado con agua y sidr (hojas de loto de suelo), y fuera amortajado con las prendas de su ihraam. Prohibió perfumarlo o cubrir su cabeza.
- Ordenó que el responsable del fallecido proveyera una mortaja blanca decente, advirtiendo en contra de la extravagancia al escoger la mortaja.
- Si la mortaja no era suficiente para cubrir todo el cuerpo, él r cubría la cabeza y ponía una palma sobre las piernas.
[1] El estado de consagración para la peregrinación mayor (Hayy) o menor (`Umrah).