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Cinco cualidades recomendadas por el profeta Muhammad

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2359 2012/12/03 2024/12/13

Cinco cualidades recomendadas por el profeta Muhammad

 

 

 

Al estudiar la biografía de nuestro amado Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, nos encontramos con escenarios y sucesos que nos confirman su profecía y que todo lo que hacía y decía (lo que enseñaba) era revelación de Al-lah. No por nada Al-lah, Glorificado y Exaltado sea, dijo refiriéndose a Su Profeta (lo que se interpreta en español):


Ni habla de acuerdo a sus pasiones. Él sólo trasmite lo que le ha sido revelado. Aquello que le enseñó el dotado de poder. [Corán 53:3-5]


Cuando el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, se dirigía a sus Sahabah, que Al-lah esté complacido con todos ellos, pronunciaba las palabras justas, usaba las mejores maneras, y utilizaba los ademanes y modos exactos. Todo esto cautivaba a quienes lo escuchaban y hacía que las enseñanzas que recibían se grabaran en sus mentes y corazones, para luego aplicarlas en sus vidas, guardarlas y transmitirlas, para que las nuevas generaciones de musulmanes las conocieran.


Todo lo que enseñaba el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, era importante, sin lugar a duda, sólo que en ocasiones estas enseñanzas venían acompañadas de actos que señalaban que eran especiales, lo que generaba más interés por aprenderlas y el deseo de ser distinguidos con alguna de sus particularidades. Para entender lo que estamos diciendo, lo mejor es que entremos en el tema central de nuestro artículo.


Reportó Abu Hurairah, que Al-lah esté complacido con él, que el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “¿Qué persona de mi nación toma de mí estas cinco características para que las aplique él mismo o las enseñe a otro para que él las ponga en práctica?”. Dijo Abu Hurairah: “Dije: ¡Yo, Mensajero de Al-lah!”. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, tomó su mano y con los dedos de su mano contó una por una estas cinco características, dijo: “Aléjate de las cosas que Al-lah ha prohibido y serás el mayor de los adoradores de Al-lah entre la gente. Confórmate con lo que Al-lah te ha provisto y serás el hombre más rico. Sé bueno con tu vecino y serás un creyente verdadero. Desea para las demás personas lo que quieres para ti mismo y así serás un musulmán verdadero. Y no te rías exageradamente, pues reír exageradamente mata el corazón”. [Ahmad]


Palabra por palabra se descubre la importancia del mensaje de este hadiz y la razón por la cual el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, buscó llamar la atención no sólo de Abu Hurairah, que Al-lah esté complacido con él, sino de todos los Sahabah y de todos los musulmanes en general y en toda época. Antes de adentrarnos en el análisis de las enseñanzas contenidas en este hadiz, detengámonos un momento y analicemos la manera en que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, preparó a las personas que lo rodeaban para recibir sus enseñanzas y hacer que estas trascendieran en sus vidas y fueran aplicadas una por una con conciencia y convencimiento.


El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, fue uno de los primeros en establecer una metodología pedagógica en el proceso de la enseñanza. Cuando se encontraba en una reunión e iba a decir algo, cambiaba su posición, modulaba su tono de su voz, utilizaba medios gráficos y físicos para afirmar sus palabras, usaba la lúdica, maneras y ademanes, que hacían que la gente callara y se centrara en sus enseñanzas. Como en este hadiz, existen muchas enseñanzas en las que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, se acercaba a sus Sahabah, tomaba sus manos, colocaba la suya sobre sus hombros o aprovechaba la cercanía de sus discípulos y las situaciones vividas como metodología de enseñanza,

como aquel relato registrado por At-Tirmidhi, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, en el que encontramos que Ibn ‘Abbas, que Al-lah esté complacido con él, contó que, siendo él un niño todavía, montaba detrás del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, durante uno de sus viajes, y él le dijo: “¡Muchacho! Te enseñaré unas palabras: Cuida de cumplir con los mandatos de Al-lah y Él te protegerá…”, o como la ocasión en que un niño se encontraba comiendo con el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, y lo hacía desordenadamente, tomando de todas partes del plato de comida, y entonces le dijo: “¡Muchacho! Antes de comer di: Bismil-lah (en el nombre de Al-lah), come con tu derecha y toma sólo de la comida que está enfrente tuyo”.


Mencionamos estos dos ejemplos no sólo para aclarar la metodología pedagógica del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, sino que además, para señalar que él no hacía discriminación alguna entre sus Sahabah, fueran estos mayores o menores, ricos o pobres, árabes o no árabes, etc., para él lo que contaba era educar a su comunidad. Además, tratan dos temas que, aunque diferentes, hacen parte de la personalidad del musulmán: uno de ellos la creencia en Al-lah y el otro el comportamiento y los modales.


De este método profético de enseñanza podemos aprender, que una de las mejores maneras de educar está en ganar los corazones de la audiencia. Cuando uno de nuestros hijos dice una mala palabra o se comporta de manera incorrecta, la mejor forma de corregirlo es educándolo, es decir, llamarlo, alzarlo, por ejemplo, y enseñarle lo correcto, señalándole que lo que hizo no es debido. Pero si le gritamos o lo golpeamos, él va a recordar el golpe o el regaño, pero no las enseñanzas. Tendrá miedo de nosotros y en nuestra presencia se portará debidamente, pero cuando esté a solas o con otras personas su comportamiento será totalmente diferente.

 

El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, se ganó los corazones de la gente, incluso de personas que eran muy toscas y duras de carácter, y esta fue una de las razones del éxito de su profecía, pues logró esculpir todo lo que enseñó en los corazones y mentes de sus Sahabah. Esta, aunque no fue una de las cinco recomendaciones destacas por el profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, en este relato es una enseñanza de vida que los mismo Sahabah nos transmitieron para que la aprovecháramos en nuestro diario vivir.

 

 

 


 

 

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