Una exmisionera católica, Burundi

Las monjas se veían muy limpias y elegantes en sus hábitos blancos almidonados. Se parecían a las santas de los cuadros que colgaban en las paredes de las aulas, así que yo soñaba con el día en que fuera como ellas. Estaba entre otras dos muchachas que lograron calificaciones excelentes al final del año escolar, y nos preguntaron si queríamos estudiar religión. Pensaban que éramos piadosas para nuestras edades, porque nos gustaba pasar horas interminables en la iglesia. No se daban cuenta de que el interior de la iglesia era sombreado y fresco, y ese era un alivio bienvenido del ardiente sol africano. No veía la hora de decírselo a mi padre, quien sorpresivamente me dijo: "¡Absolutamente no!" Él no quería ese tipo de vida para una de sus hijas, sin esposo ni hijos. Así que me matriculó en otro colegio que anteriormente solo aceptaba niños. Además de mi persona, había otra niña en el colegio Misión Católica Romana en Burundi. Los años que pasé en ese colegio me fortalecieron debido a que solo competía contra chicos. Las monjas usaban fuerza excesiva en los asuntos disciplinarios. El hecho de que todos éramos adolescentes pudo haber tenido mucho que ver con ello. Sin embargo, no me parecía que fuera algo muy cristiano. Estaba interesada en la religión y sobresalí en el estudio de idiomas, luego acepté una beca completa para ir a una universidad en Camerún después de graduarme de la preparatoria. Una vez más, fui la única mujer inscrita en la Universidad de Teología. No estaba segura de a dónde me llevaría eso, y al poco tiempo la administración solicitó una beca en la misma Universidad de Teología, pero en Bélgica. Allí aprendería a ser pastora en la Iglesia Católica Romana. Mi habilidad para los idiomas me ayudó un poco, y mi dominio de los dialectos africanos los hizo verme como una buena candidata para el trabajo misionero.

Con el paso de los años, comencé a ver a través de las capas de teología y descubrí la superficialidad de sus enseñanzas. No era la única que veía las múltiples contradicciones en el Antiguo y el Nuevo Testamentos. Encontrar que la "Trinidad" solo se menciona una única vez en el Nuevo Testamento fue una sorpresa para mí, pero cuando aprendí que esta solo había sido establecida por completo en el Concilio de Nicea, y que no hacía parte del pensamiento de Jesús, algo hizo clic en mi cabeza. Se nos mostraron ciertos libros llamados Libros Gnósticos, en los que se nos dijo que había enseñanzas ocultas, entendí que la Iglesia era engañosa, y eso me resultaba inquietante. ¿Cómo podría creer que eso era, como ellos decían, la palabra de Dios de principio a fin?

 "Aquellos a quienes concedí el Libro [judíos y cristianos] lo reconocen como reconocen a sus propios hijos. Algunos de ellos ocultan la verdad a sabiendas. La verdad proviene de tu Señor, no seas de los indecisos [aun ante las evidencias irrefutables]". (Corán 2:146-147)

De todos modos, proseguí mis estudios en un intento de poder ayudarme a mí misma y a mi gente algún día.

"Tú no eres responsable de quienes dividieron su religión y formaron sectas. Dios se hará cargo de ellos, y Él les hará saber lo que hicieron". (Corán 6:159)

Después de graduarme de la universidad, tomé un puesto en Nairobi, Kenia. La Iglesia estaba muy ansiosa de tener a una africana en un puesto como ese. Ellos tenían muchos programas para mujeres, y yo era una coordinadora para esos programas bajo los auspicios del Concilio Mundial de Iglesias. Manejé diferentes aspectos de exposiciones, proyectos de mujeres, donantes, talleres y conferencias. Fui enviada a la oficina regional en Togo debido a que allí la mayoría son francófonos y yo hablo francés fluido, y el tipo de proyectos que sabía manejar iba a ser implementado allí. Comencé a buscar la fuerza espiritual que estaba faltando en mi vida, y en Togo busqué por todas las religiones practicadas. Cuando uno busca la verdad, hay muchas cosas que se le atraviesan en el camino. Esta parte de África tiene mucha gente que practica la brujería y que afirma tener conocimiento de lo oculto, y es obvio que ellos solo están tomando el dinero de la gente. Nadie tiene conocimiento de lo oculto sino solo Dios. Yo había estado enfrentando mucha mediocridad en la Iglesia, y al mismo tiempo, tenía amigos musulmanes que estaban muy cómodos con su conocimiento de Dios, que rezaban cinco veces al día y que tenían muchas virtudes. Ellos creían en lo que decían, en contraste con la Iglesia, donde repites lo que te han enseñado sin creer en ello.

Nunca me habían enseñado nada del Islam, excepto una introducción superficial, así que leí mucho sobre la religión.

No puedo decir que mi camino hacia el Islam haya sido fácil, pero cuando uno está buscando la verdad, las cosas se facilitan aunque puedan parecer difíciles al principio. La decisión de hacerme musulmana también fue difícil debido a las razones materiales implicadas, ya que yo tenía una de las profesiones mejor pagas y con muchos beneficios. A pesar de todo esto, renuncié a mi puesto dando como razón mi conversión, y de inmediato perdí mi trabajo y mi salario, así como los beneficios médicos y de alojamiento. ¡Me convertí en indigente de un día a otro!

A mi familia no le gusta mi hiyab, pero ellos admiran los aspectos morales del Islam. ¡Ayudé a criar a mis hermanos y hermanas que eran mucho menores que yo, y es muy difícil ver cuánto me odian!

Ellos sintieron las dificultades económicas de inmediato al igual que yo, y no pudieron entender por qué yo había hecho tal cosa. Pero con la gracia de Al‑lah, ellos también hallarán la verdad del Islam, in sha Al‑lah. Espero y rezo para que pueda utilizar el conocimiento que la educación en la Iglesia me dio para difundir el Islam. El clima espiritual de África Occidental está listo para el Islam y hay muchos proyectos que se necesita hacer. Es para esto que he sido entrenada, y por ello mi camino es directo y claro para mí ahora.