Buscar
Lecciones de la Batalla de Uhud
En su libro, Zad al-Ma`ad, Ibn al-Qayyim citó muchas de las enseñanzas y lecciones derivadas de la batalla de Uhud, entre ellas:
Los creyentes aprendieron la consecuencia negativa de la desobediencia y la disputa, y comprendieron que lo que ocurrió fue el resultado de su desobediencia. Como Alá I dijo:
“Alá cumplió la promesa que os hizo cuando, con Su anuencia les vencíais [en la batalla de Uhud]. Sin embargo, después de que Alá os hizo ver la victoria, flaqueasteis, discutisteis sobre las órdenes y desobedecisteis. Entre vosotros hubo quienes anhelaron las cosas materiales de esta vida [el botín] y quienes la recompensa de la otra. Después de esto, os probó haciéndoos sufrir la derrota y os perdonó, porque Alá dispensa Su favor a los creyentes”.
(3:152)
La sabiduría y el método de Alá I requería que Sus Mensajeros y sus seguidores triunfaran y también fueran derrotados en ocasiones, pero el resultado es siempre favorable. Porque si ellos fueran continuamente victoriosos, los incrédulos así como los creyentes se les hubieran unido, entonces los creyentes no podrían ser distinguidos.
Los creyentes sinceros fueron distinguidos de los hipócritas, pues cuando Alá I le dio a los musulmanes la victoria sobres sus enemigos en el día de Badr algunos entraron al Islam por motivos que no eran lo que aparentaban. Entonces, la sabiduría de Alá I estableció una prueba para diferenciar entre el creyente y el hipócrita. En esta batalla, los hipócritas mostraron sus verdaderas intenciones y mostraron lo que previamente habían ocultado. Entonces, los creyentes se dieron cuenta de que tenían un enemigo entre sus filas y que debían ser cautos y estar preparados para ellos.
Alá I prueba a sus servidores tanto en tiempos buenos como difíciles y a través de aquello que les gusta o les disgusta, en la victoria y en la derrota. Cuando muestran firme obediencia y servicio en lo que les agrada y lo que no les agrada, entonces serán verdaderos servidores de Alá I.
Si Alá I le hubiera dado siempre la victoria en cada circunstancia y hubiera siempre sometido a sus enemigos, ellos se hubieran vuelto opresivos y arrogantes. Los creyentes se mantienen rectos y equilibrados a través de buenos y malos momentos de dificultades y facilidad.
Cuando Alá I los aflige con problemas, pérdidas y derrotas, ellos se vuelven humildes y sumisos, haciéndolos merecedores de Su poder y de su victoria.
Alá I ha preparado para sus servidores creyentes posiciones en Su Paraíso las cuales no pueden alcanzar a través de sus acciones; ellos solo las alcanzarán a través de las dificultades y pruebas. Entonces, les da los medios para alcanzar aquellas posiciones a través de problemas y dificultades.
Cuando se disfruta de continua salud, riqueza y progreso, las personas adquieren una naturaleza opresiva e impaciente. Esta es una enfermedad que entorpece en el camino hacia Alá I y el Más Allá. Entonces, cuando Alá I intenta honrar a una persona, le da dificultades y durezas que sirven de tratamiento para esa enfermedad, como un doctor que hace que un paciente beba una amarga medicina o se remuevan partes enfermas de él. Y si lo dejara a sus propios deseos e inclinaciones, ellas lo destruirían.
El martirio a la vista de Alá I está entre los más altos rangos ganados por Sus aliados. Los mártires son Sus servidores privilegiados que están más cerca de Él I. De hecho, luego del rango de siddiq (el íntimo y ferviente apoyador de un Profeta) viene el de shahid (mártir). La única forma de obtener este rango es a través de las circunstancias que llevan a que sea vencido por un enemigo.
Cuando Alá I intenta destruir a Sus enemigos los provee con las causas de su destrucción. La mayor de estas causas luego de no creer es la opresión, tiranía y abuso de los creyentes.