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El Segundo Pilar: La Oración (Salat)
Es obligatorio para todo musulmán establecer la oración (Salat), porque es la columna vertebral del Islam. Ofreciendo un ejemplo entre la religión y un camello, el Profeta dijo:
“La cabeza del Islam es el testimonio de fe; su columna vertebral es la oración; y la parte alta de sus jorobas, es el esfuerzo en la causa de Dios” (at-Tirmidhi).
La palabra Salat (oración) se refiere a un grupo de palabras y acciones que comienzan magnificando a Dios (Alláhu Ákbar), y termina con la pronunciación del taslim (as-salamo ‘aleicum wa rahmatulláh).
El musulmán realiza la oración como un acto de obediencia a Dios, magnificándolo y glorificándolo. A través de ella, mantiene una relación continua con su Creador. Cuando la persona se encuentra absorbida por las preocupaciones de esta vida y su fe decrezca, llega el horario de una oración que le recuerda y comunica con Dios.
Las oraciones son cinco y se realizan durante el día y la noche. Los hombres deben observarlas en la mezquita en congregación, excepto aquellos que tienen una excusa válida. A través de esto, los musulmanes se conocen los unos a los otros, y se construyen lazos de amor y unidad. Así los creyentes se enteran de la condición y el estado de sus vecinos y hermanos día a día. Si alguien no está presente y se piensa que está enfermo, los demás lo visitan, y si parece que está incumpliendo con sus obligaciones, lo aconsejan. Todas las diferencias tales como la clase social, la raza y el linaje desaparecen, porque los musulmanes están alineados lado a lado en filas rectas, todos haciendo frente en dirección al templo de La Meca, todos al mismo tiempo. Todos están de pie ante Dios como iguales y subordinados sólo a Él.