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El Coraje del Profeta(saaw)

Auther : Dr. Adel ibn ‘Ali al-Shiddy
1606 2012/11/27 2024/03/29

El Profeta era la persona con más valentía y coraje. Esto está evidenciado por el hecho de que él se levantó en contra de los no creyentes por su cuenta, llamando al monoteísmo (tawhid) y a la adoración sincera de Alá  sin asociados. Los no creyentes se opusieron a él y se unieron para hacerle la guerra. Ellos abusaron de él severamente y conspiraron para matarlo en varias ocasiones, pero aquello no lo aterrorizaba ni lo disuadía; en lugar de eso, esto incrementaba su persistencia en la da`wah y la adherencia a la verdad que había venido a él. De-safiando a los tiranos de la tierra declaró:

“Por Alá, si ellos pusieran el sol en mi mano derecha y la luna en mi mano izquierda para que yo abandone este asunto, no lo abandonaría hasta que Alá lo haga un éxito o muera en el intento.”

Anas ibn Malik  dijo: “El Mensajero de Alá  fue la mejor de las personas, la más generosa de las personas y el más valiente. Los habitantes de Medina se asustaron con un sonido una noche por lo que algunos de ellos salieron hacia éste, pero ellos se encontraron con el Mensajero de Alá  que volvía. Él había salido antes que ellos para investigar el sonido, montando un caballo sin silla que pertenecía a Abu Talhah con una espada atada a su cuello. Él les dijo: “No teman, no teman.”  An-Nawawi comentó: “Uno reconoce su coraje por el extremo apuro con el que salió a enfrentar a un posible enemigo antes que cualquiera otro lo hiciera; él había investigado la situación y estaba de regreso antes de que sus compañeros llegaran allí”.

Yabir  narró: “Nosotros estábamos cavando la trinchera [para defender a la ciudad] cuando llegamos a una gran roca. Ellos fueron donde el Profeta  y le dijeron: ‘Esta inmensa roca está obstruyendo la [excavación de] la trinchera.’ El Profeta  dijo: ‘Yo voy a bajar.’ Él tenía una piedra atada a su estómago [por el hambre]; nosotros habíamos estado tres días sin probar comida. El Profeta tomó la pica y golpeó la inmensa roca. Esta se volvió arena, esparciéndose por la tierra. (Al-Bujari) Esta dura roca, la cual ninguno de los compañeros podía romper, se convirtió en arena por la fuerza del golpe del Profeta; y esta es la evidencia de su fortaleza.

El Profeta r poseía coraje, decisión y perseverancia de cara a las más aterrorizantes circunstancias. Esto es lo que le permitía asistir a tantas batallas durante su vida. No hay un solo reporte de que él alguna vez haya pensado permanecer en la retaguardia, incluso a la más mínima distancia. Y esto es lo que llenaba a sus compañeros de admiración y amor; él era un líder obedecido por los jóvenes y los ancianos, incluso cuando la orden no era más que una señal. Esto era no solo porque él era el Mensajero de Alá, sino por lo que ellos observaban de su coraje, el cual hacia al de ellos mismos verse insignificante, aunque entre ellos había héroes cuya bravura era legendaria. 

`Ali ibn Abi Talib  dijo: “Cuando la batalla se tornaba furiosa y las dos facciones se encontraban nosotros nos escudábamos detrás del Mensajero de Alá, y ninguno de nosotros estaría más cerca del enemigo que él.” (Ahmad y an-Nasa’i).  ‘Ali  dijo: “El día de Badr vi que nosotros buscamos seguridad junto al Profeta. Él era el más cercano de nosotros al enemigo y el más fiero de nosotros en la batalla.” (Ahmad)

Durante la batalla de Uhud, Ubayy ibn Jalaf se aproximó en su caballo para matar al Profeta  y gritó: “¡Oh Muhámmad! ¡No hay escapatoria de mi si debieras escapar!” Los musulmanes dijeron: “Oh Mensajero de Alá, ¿debe un hombre de entre nosotros atacarlo?” Él contestó: “Déjenlo.”  Cuando él se aproximó, el Profeta  tomó una lanza de al-Hariz ibn as-Sammah  y la agitó tan violentamente que los compañeros alrededor de él se dispersaron. Luego se enfrentó a él y lo golpeó en el cuello haciendo que cayera de su caballo. Este retornó donde Quraish, diciendo: “Muhámmad me ha matado.” Le dijeron: “Pero si estás ileso.” Él dijo: “Si él hubiera golpeado a toda la gente los hubiera matado. ¿No dijo él, ‘Yo te mataré’? Por Alá, si él tan solo me hubiera escupido me hubiera matado.” Finalmente murió en su camino de regreso a La Meca. 

Y en la batalla de Hunain, los musulmanes huyeron cuando Hawazin los sorprendió con una andanada de flechas. Pero el Profeta  se levantó firme frente al enemigo y dijo:

“Yo soy el Profeta; no es una mentira. Yo soy el hijo de `Abd al-Muttalib.” 

 Oh Alá, concede paz y bendiciones a Tu amado Profeta Muhámmad. Déjanos unirnos a él en el Paraíso, Tu hogar de honor, y beber de su noble mano, una bebida después de la cual nunca más nos sentiremos con sed.

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